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En Semana Santa el pastor quiso acompañar a quienes están
privados de libertad.
"Porque estuve preso y me
fuiste a visitar", el texto del evangelio de Mateo (25,35-40), resuena de
manera especial en estos días en el que el sacrificio del amor de Cristo por
toda la humanidad se hace presente con su muerte y la gloria de su resurrección, sobre todo para los encarcelados que ponen su confianza en el Señor.
Hacer participes de ese amor a quienes
están en el recinto penal llevó a que el Obispo de Calama, Óscar Blanco
Martínez concurriera hasta el CDP de la ciudad para rememorar la
Santa Cena y junto con ello realizar el rito del lavatorio de pies a 12 hombres y mujeres privados de libertad.
Sobre este ritual con los encarcelados el Papa Francisco lo ha
convertido en una tradición, allí ha destacado que el obispo debe ser "el
que más sirva" en la Iglesia al reivindicar la "humildad" como
una de las cualidades que deben tener los hombres de Iglesia.
"El obispo debe ser el que más sirva.
Esta es una regla de la Iglesia, no hay que hacer o humillar a los demás, siempre hay que
ponerse en actitud de servicio", ha señalado el Papa sobre este gesto.
A la cárcel loina concurre permanente
un grupo de agentes pastorales y en ella al menos una vez a la semana se
celebra la Misa, un servicio que agradecen quienes están cumpliendo condena y
esperan reconciliarse con la sociedad luego de saberse perdonados por el Señor.