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Convocada por la Iglesia loina
se denominó “Familia, camino de esperanza” como un aporte a las
manifestaciones que surgen en Chile por mayor justicia social.
Concordando con el sentir
manifestado por la mayoría de los chilenos que se han expresado en las calles
pidiendo por mayor justicia, equidad, por cambios políticos y sociales, los
fieles de la Iglesia de Calama se sumaron con una gran caminata, pero en la que
promovieron que estas luchas deben por sobre todo desarrollarse en un clima de
paz y concordia.
La actividad comenzó con una
breve animación en la que se destacó la unidad como un valor fundamental para
enfrentar estos tiempos convulsionados, pero especialmente la confianza en Dios
y la oración para guiar los destinos de la nación. Asimismo, se reconoció que
Chile dejó el silencio y se levantó para reclamar por la injusticia.
Por las calles céntricas avanzó
la caminata en la que resaltó el color blanco a través de banderas y en las
vestimentas de los participantes como símbolo de esa paz con la que se busca
contagiar a todos los que son protagonistas de esta reivindicación histórica.
En la Plaza 23 de Marzo pleno
centro de la ciudad, se realizó el cierre de la caminata, oportunidad en que junto
con el canto y la alegría, se expresó la confianza en Dios y la Virgen
Guadalupe de Ayquina, para que de estas manifestaciones, que miles han
realizado a lo largo del país se consigan abundantes frutos, que atiendan los
reclamos -de un Chile que despertó- como se repitió en variadas oportunidades.
El Obispo de la Diócesis San Juan
Bautista, Óscar Blanco Martínez cerró el encuentro agradeciendo a los que
respondieron al llamado, porque recordó que, como familia no hay indiferencia a
los reclamos que se realizan en cada rincón.
El Pastor se preguntó, “cómo
puede haber paz en nuestra casa, de Calama, de Chile, si por tu puerta entra
sin permiso la cesantía, la violencia, la enfermedad sin remedio, cómo puede
haber paz en esta casa de Calama si todo el día respiramos contaminación y el
agua es cada vez más escasa, cómo puede haber paz (…) si la injusticia y la
desigualdad se ha venido a quedar.”
Monseñor Blanco enseguida reafirmó
que esta convocatoria a la familia tiene sentido, porque se necesita la paz,
pero que brota de la justicia. La voz del pueblo es evangelio, porque es buena
noticia que surge de quienes son camino de esperanza y que hay que escuchar.
Finalmente, el Obispo llamó a no
bajar los brazos, porque hay confianza en que esta paz y justicia tarde o temprano
se van a abrazar, “Sigamos rezando por la paz que surge del corazón de la familia,
pidamos paz para Chile, Bolivia, Venezuela, Ecuador y toda América Latina que
hoy más que nunca la necesita”.