Obispo Óscar Blanco invitó a
vivir este tiempo con esperanza, acompañando a Jesús en su dolor que no nos abandona, para traernos la
salvación.
En la Plaza principal de Calama
como también en todos los sectores parroquiales y comunidades del interior de
El Loa se celebró este domingo la Fiesta de Domingo de Ramos, acontecimiento con el que miles de
loinos se unen a la Semana Santa.
El Obispo Óscar Blanco, que
presidió la Misa acompañado del Párroco, Ubaldo Montiel, manifestó cómo se
expresa la alegría de quienes reconocen a Jesús como su salvador, que entró en
Jerusalén y fue aclamado como el Rey. Este acontecimiento real –señaló- también
nos revela, que al tiempo de reconocerlo como el Salvador, también nos manifiesta que son capaces de
negarlo. “Así es nuestra vida”, reconoció.
“Estamos aquí para reafirmar
nuestro amor al Señor, comprometernos con su Evangelio, queremos acompañarlo en
el camino de la cruz, en nuestros barrios en nuestras calles, porque Jesús
sigue cargando esa pesada cruz; en el enfermo, en el que está solo, en el que
sufre, en el abandonado, en el anciano y en tantas realidades de dolor, de las
que somos testigos”.
Enseguida el Pastor se preguntó,
por qué no ser como el Cireneo que
acompañó a Jesús en el camino de la cruz, por qué no ser solidarios con Cristo
en nuestra sociedad en la que escuchamos quejas, lamentaciones y donde se
resalta lo negativo por sobre lo positivo, sociedad en la que también se
escucha el grito de ¡Crucifícalo!.
Monseñor Blanco, expresó que así
como se ha vivido este acontecimiento alegre con Jesús, invitó a vivir la
experiencia del dolor, sin negarse, sin culpar a Dios, sin excusas, sino
asumiendo el sufrimiento, porque si se mira con esperanza y fe, este dolor se
transforma en signo de vida y resurrección.
Comunidades Andinas
La devoción y tradición del
Domingo de Ramos, también se manifestó en los poblados del Alto Loa y Atacama
la Grande, ocasión en que las comunidades originarias también recordaron y
celebraron el acontecimiento con el que Jesús fue aclamado como el Rey y
Salvador en Jerusalén.
En Toconao, el Padre Andrés Ruiz
presidió la celebración centrando su mensaje en el amor y misericordia de Dios,
que se manifiesta a pesar de nuestras traiciones, incoherencias y olvidos. El
amor de Cristo permanece, porque la cruz y el amor –dijo- son la misma cara de
la moneda.