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Fe y devoción se conjugaron nuevamente en el poblado andino
ubicado al interior de Calama
Por más de una semana en el
poblado de Ayquina, ubicado al interior de la Provincia El Loa, y como ocurre cada año, se congregaron en
el Santuario miles de devotos y más de un centenar de
laicos y consagrados que son parte de los equipos de servicio religioso de la Diócesis
San Juan Bautista de Calama, para dar vida a una de las expresiones de
religiosidad popular más importante de
la región, que es la fiesta en honor a de la Virgen Guadalupe de Ayquina.
Este domingo solemnidad de la
Natividad de la Virgen María y Fiesta de Nuestra Señora Guadalupe, la
celebración principal se desarrolló en
la plaza del poblado, Misa de Campaña en
honor a la Santísima Madre en la que participan las principales autoridades de
la zona, representantes de la comunidad originaria y el pueblo fiel.
La celebración fue presidida por
el Obispo Óscar Blanco Martínez y concelebrada por todo el clero diocesano de
la Iglesia de Calama, junto a sacerdotes provenientes de otras diócesis que se suman año a año a este encuentro de amor
hacia María y su hijo Jesucristo.
Perdón
En la Misa hubo un especial
momento del Acto Penitencial en el que el Padre Vicario Pastoral de la Diócesis,
Pbro. José Luis Plaza en nombre de los sacerdotes pidió perdón, "por los pecados y delitos cometidos por
algunos hermanos sacerdotes y consagrados, pedimos perdón por las ocasiones en
que no hemos sido imagen de Cristo Jesús, buen pastor, porque no siempre hemos
sabido ungir a nuestros hermanos con el bálsamo de tu misericordia y por haber
sido causa de escándalo para nuestros feligreses".
Enseguida agregó "Ante el
amparo de nuestra Madre, como pastores, con humildad, dolor y vergüenza,
pedimos perdón por todo tipo de abuso y encubrimiento en los que hemos podido
caer y que han herido a nuestra Iglesia .
Gratitud
El Obispo Óscar Blanco en su
homilia, quiso poner énfasis en la gratitud hacia la Santísima Madre por
traernos a Jesús y hacer del poblado un Santuario de eucaristía, donde los
promesantes se alimentan del Pan vivo bajado del cielo.
Manifestó gratitud por las
vocaciones de jóvenes, hombres y mujeres que han sido llamados en esta
fiesta a servir a Cristo y enviarlos a
proclamar su palabra. Así resaltó a los sacerdotes Ubaldo Montiel Peña y
Patricio Cortés Menares que celebraron este 8 de septiembre 33 y 25 años de
vida sacerdotal, "Ambos escucharon la voz de Dios entre tambores y bailes,
homenajeando a su querida "chinita" y fue ella quien los acompañó
para hasta consagrar sus vidas a Dios como discípulos y misioneros de
Jesucristo".
Luego el Obispo al hacer
referencia al Evangelio proclamado, destacó la invitación que nos hace el Señor
a soñar una Iglesia más justa, fraterna, solidaria e inclusiva. "Soñar con
una Iglesia más pueblo de Dios, más Madre, más servidora y cuidadora de sus
hijos, especialmente los más pobres y desamparados".
También Monseñor Óscar Blanco manifestó
que en esta iglesia se debe cuidar los espacios pastorales, "Que sean
lugares seguros y confiables , donde no hay terceros pasivos, sino todos
comprometidos con las buenas prácticas, para erradicar de nuestra Iglesia el delito
del abuso a menores y el encubrimiento".
Cuidado
El Obispo, en su mensaje volvió a
resaltar el llamado que ha sido especialmente destacado por los pastores y
también por el Papa Francisco, respecto del cuidado que se debe dar a la Piedad
Popular, "un Tesoro que hay que aprender a escuchar, que refleja una sed
de Dios que solamente los pobres y sencillos pueden conocerlo".
Y agregó el Obispo "Cuidar
la piedad popular, es cuidar aquel espacio donde la fe y devoción sincera al
ritmo del tambor y la cacharpaya, no deja lugar para el abuso de poder y
discriminación".
Más adelante Monseñor Blanco hizo
un fuerte llamado a cuidar la creación, expresando que se necesita un
compromiso de todos para reparar el daño causado por el hombre. La Madre tierra
cada vez se convierte más en un basural y los abuelos con nostalgia ven como sus
pueblos, verdaderos oasis, hoy están convertidos en pozos secos y sus canales
cada vez traen menos agua.
Sin embargo y frente a todos los
panoramas oscuros en Ayquina se manifiesta la esperanza, la que en Jesús y
María se deposita para mirar estos signos de los tiempos y actuar en bien de la
familia, la Iglesia y la sociedad, con especial predilección por los más pobres
y vulnerables. apuntó.